El actual proprietario compró la propiedad a principios de los años 2000, con la intención de alejarse del desenfreno de Roma y para disfrutar en los fines de semana de la tranquilidad y el sosiego en un ambiente que invoca una vuelta al pasado.
El Maniero ha sido reconstruido con sustanciales y cuidadosos trabajos, poniendo una gran atención en los materiales utilizados, todos originales y del periodo en que fue construida la propiedad. La estructura externa es de piedra castellana, mientras que la parte interna ha sido decorada con muebles de la epoca, casi todos de herencia familiar, que cean un ambiente lujoso pero al mismo tiempo funcional. Los servicios y la cocina estan decoradas con cerámicas hechas a mano de la conocida escuela viterbesa.
La primera planta, de unos 300m², esta dedicado a zona de recepción y se desarrolla en un amplio vestíbulo con chimena, decorada siempre con cerámicas viterbeses, así como las escaleras que comunican con la planta superior, un triple salón con una gran chimenea de piedra y un piano de cola, un amplio comedor, un pequeño salón con otra chimenea de piedra, una enorme y peculiar cocina empotrada con una isla central de doble media luna que permite de ser utizada por varias personas desde el interno como desde la parte externa, un amplio servicio, una despensa bodega y un local lavandería. Todos los ambientes tienen acceso directo al jardín a través puertas acristaladas.
En toda la planta se aprecia la exquisitez de las decoraciones que tansportan el alma a una epoca ya perdida y consienten de vivir en la realidad tantos relatos leídos o narrados por nuestros antepasados.